Los aportes de la Cepal al pensamiento latinoamericano

La Cepal estuvo a la vanguardia del pensamiento económico global entre 1950 y 1970—y no siempre las ideas sobre el desarrollo en América Latina han venido de Washington—argumenta en su libro la economista e historiadora Margarita Fajardo

Lea a continuación la reseña del libro de la economista e historiadora colombiana Margarita Fajardo “The World that Latin America Created: The United Nations Economic Commision for Latin America in the Development Era“, publicado por Harvard University Press en 2022

Origen

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, en adelante) es un organismo técnico de la ONU creado en 1948 para analizar las condiciones económicas de América Latina en el contexto de la posguerra y proponer políticas de desarrollo económico. Su creación fue una iniciativa del gobierno chileno presentada al Consejo Económico y Social de la ONU en 1947. En su primer año de operación, la Cepal produjo el primer estudio económico de América Latina, que compendiaba estadísticas y análisis sobre las economías del continente y el influyente reporte “El desarrollo económico de América Latina y sus principales problemas”, en el que Raúl Prebisch introdujo por primera vez los conceptos de centro y periferia y propuso replantear las relaciones comerciales entre Estados Unidos y América Latina como condición para superar la desigualdad y propiciar el desarrollo económico de la región.

Portada
Portada del libro de Margarita Fajardo
Los primeros años

En la década de 1950 la Cepal ganó influencia internacional entrenando a profesionales de América Latina en técnicas de programación macroeconómica, asesorando la puesta en marcha del recién creado Banco Nacional de Desarrollo Económico de Brasil y lanzando propuestas para disminuir la inestabilidad económica en el continente y hacer posible el tránsito hacia la industrialización: estabilización de precios de las exportaciones, reducción de aranceles en los países del centro, revisión de las condiciones de crédito del Banco Mundial y financiación del déficit de divisas de América Latina. Pero su propuesta más osada fue la creación de un mercado regional latinoamericano y de un mecanismo de pagos que facilitara las transacciones internacionales y que estaría a cargo de la Cepal. Esta idea causó recelo en el Fondo Monetario y no prosperó. 

El estructuralismo

El debate sobre la mejor manera de frenar la inflación, que experimentaban algunas economías de América Latina en la década de 1950, también agudizó la rivalidad entre la Cepal y el Fondo Monetario. Partiendo del modelo centro-periferia y de las ideas sobre el deterioro de los términos de intercambio propuestas por Prebisch, la Cepal atribuyó la inflación a factores estructurales como el encarecimiento secular de los productos importados y la ineficiencia de la agricultura. Este enfoque alternativo, conocido como estructuralismo, cuestionaba la interpretación monetarista de la inflación y las políticas de reducción de la oferta monetaria que, a juicio de los estructuralistas, frenaban innecesariamente el crecimiento económico.

La Guerra Fría
Patria o Muerte
La Cepal no escapó a la turbulencia política de la década de 1960. Photo by Ricardo IV Tamayo on Unsplash

En los primeros meses de la Revolución Cubana, la Cepal estableció una misión en La Habana que prestó asesoría al nuevo gobierno en la creación de la Junta Central de Planeación y de otros organismos de planeación y estadística. Pero el viraje del gobierno de Fidel Castro hacia el socialismo y los rumores de que la Cepal promovía una agenda comunista en América Latina, pusieron a esta organización de la ONU en una difícil posición frente a Washington y eventualmente llevaron al cierre de la misión en La Habana a finales de 1960. Al año siguiente la administración Kennedy puso en marcha la Alianza para El Progreso, un programa de ayuda al desarrollo económico para contener el avance del comunismo en América Latina. La Alianza recogía varias ideas del pensamiento cepalino e, incluso, la Cepal tenía un papel en su implementación pero, a los pocos meses de su inicio, se hizo evidente que Estados Unidos no tenía interés en financiar la transformación del aparato productivo sino proyectos de vivienda, saneamiento básico y salud que, desde el punto de vista de los pensadores cepalinos, no permitían superar las desiguales relaciones entre centro y periferia.

La teoría de la dependencia

En medio de la turbulencia política, intelectual y cultural de la década de 1960, una nueva generación de investigadores de la Cepal retomó el marco de análisis centro-periferia, pero cuestionó el papel de la burguesía en la transformación económica de los países latinoamericanos y los supuestos beneficios de la industrialización en la periferia. El resultado de estas reflexiones fue la teoría de la dependencia, esbozada por primera vez por Fernando Cardoso y Enzo Faletto (1969), la cual explicaba por qué, incluso cuando la periferia lograba industrializarse, persistían las relaciones desiguales entre ésta y el centro y, a la vez, proponía que la prosperidad en la periferia era posible incluso en un contexto de dependencia. La teoría de la dependencia ganó gran aceptación en el mundo intelectual, dentro y fuera de América Latina, en la década de 1970 y, pronto, surgieron distintas versiones de la misma, así como críticas y rivalidades entre sus exponentes, las cuales, paradójicamente, impulsaron aún más su difusión. Por otro lado, la teoría de la dependencia influyó en iniciativas políticas para transformar las relaciones económicas internacionales en escenarios como la UNCTAD (bajo la presidencia de Prebisch) y la Asamblea General de la ONU. Como sugiere el N-grama de Google, el interés por la teoría de la dependencia llegó a su pico a mediados de la década de 1980—es decir, justo después de la crisis de la deuda y en el momento en que nacía el Consenso de Washington—pero parece haberse mantenido estable desde entonces.

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Fuente: Google Ngram Viewer
Los años dorados de la Cepal

El libro de Fajardo (2022) documenta la manera en que Washington buscó bloquear, cooptar o incluso aplastar las nuevas ideas y propuestas surgidas en La Habana, Santiago y Sao Paulo, pero no es una crónica sobre cómo América Latina aceptó sin chistar el modelo de desarrollo propuesto por Washington. Por el contrario, el libro se enfoca “en los triunfos de un grupo de economistas latinoamericanas(os), que formularon una agenda de política que fue influyente en la región y en el mundo” (p. 12). La autora ilustra cómo estos autores y autoras pusieron a la Cepal a la vanguardia intelectual en América Latina, influyeron en las políticas económicas de distintos gobiernos y proyectaron luego sus ideas hacia otras regiones del mundo en el contexto de la Guerra Fría y en medio de un proceso de descolonización acelerado y violento (e.g. en Argelia y Vietnam).

Las cuestiones que siguen siendo vigentes…

Este libro es de interés para estudiantes y docentes interesadas(os) en la historia del pensamiento económico latinoamericano. Su abundante bibliografía, que se extiende por más de 40 páginas, permite profundizar en el origen de las ideas presentadas a lo largo de sus siete capítulos. También permite constatar que las preguntas y debates planteadas por cepalinos y dependentistas siguen vigentes, por ejemplo, ¿cómo diversificar e industrializar una economía que depende de la exportación de materias primas?, ¿qué sectores sociales y económicos pueden movilizarse para lograr esa transición y cuáles buscarán impedirla?, ¿es la contracción monetaria la única manera de frenar la inflación?, ¿son las economías latinoamericanas “feudales” o en realidad se vincularon hace siglos al capitalismo? 

… y las nuevas preguntas que deja el libro

Por otro lado, el libro suscita nuevas preguntas a cada lector, por ejemplo, ¿qué explica que una organización como la Cepal pudiera convertirse en una prolífica incubadora de modelos teóricos y propuestas de política durante al menos dos décadas? ¿Cómo logró la capacidad de autocrítica que condujo a que los debates internos dieran origen al estructuralismo y a la teoría de la dependencia y no llevaran, en cambio, a su desintegración? ¿Se debió a su liderazgo, a sus habilidades para la selección de personal o al clima político e intelectual de la época? En este sentido, ¿fue la Cepal el epicentro del movimiento intelectual que dio origen a la teoría de la dependencia o más bien un nodo de una red más amplia de centros de pensamiento? Por otro lado, ¿sería justo afirmar que los modelos y políticas de la Cepal en sus primeradas décadas de existencia se enfocaron en las desigualdades entre centro y periferia pero prestaron poca atención a las nacionales—por ejemplo a las desigualdades raciales y de género? ¿Qué eco tuvo el vigoroso movimiento contra el racismo en los Estados Unidos en las décadas de 1950 y 1960 en las propuestas de la Cepal sobre el desarrollo en América Latina? Y, finalmente, ¿qué explica que la teoría de la dependencia perdiera su impulso en la década de 1980? ¿La industrialización tardía de Asia oriental? ¿El Consenso de Washinton? ¿La caída del muro de Berlín?

Referencias

Cardoso, E. & Faletto, E. (1969) Dependencia y desarrollo en América Latina: ensayo de interpretación sociológica. Siglo XXI.

Fajardo, M. (2022). The World that Latin America Created: The United Nations Economic Commission for Latin America in the Development Era. Harvard University Press.

Prebisch, R. (1949) “El desarrollo económico de América Latina y sus principales problemas.” El Trimestre Económico. 63(3): 347-431.

Más información

Encuentre aquí otra reseña del libro y un podcast en español con participación de la autora